JOSÉ
MARÍA DÍEZ
dibujos y
pinturas
Inauguración: Viernes
12 de diciembre, 20 h
Clausura: sábado 24 de
enero de 2015
Visitas: de lunes a
viernes de 10 a 14 y de 17 a 21 h
Sábados de 10 a 14
h
LOS
PRECIPICIOS DE LA PROPIA VIDA
Uno construye su
propia música, sinfonías de pasos diarios, de infancias, de refugios, de luces,
de recuerdos; sinfonías de sombras que nos persiguen para
siempre.
Uno lleva encima las
manos que le amaron, madres, mujeres, soledades, amantes, las manos de la gente
que nos vio llorar.
Nadie nunca entenderá
cómo sentimos, nadie nunca podrá entender la sensibilidad exacta de ese preciso
instante sin importancia que nos dejó desnudos, ni aquel que nos quitó la voz,
ni ese otro momento en el que ya nunca pudimos volver atrás.
Desde entonces, desde
que uno ya sabe que jamás puede escaparse de sí mismo, de lo que uno es, y de lo
que lleva encima, nos convertimos en exploradores de situaciones donde escapar
del miedo.
En estos dibujos vemos
al José María Díez más desnudo, más
vulnerable, más sensible, más decidido. Lo vemos practicando con una
minuciosidad extrema, detallada, paciente, su propio exorcismo, mostrándonos a
alma abierta sus sinfonías, las manos que le marcan, los abrazos que arrastra,
los laberintos que le atormentan. Cada dibujo es un viaje de sensibilidades y
nostalgias, también de esperanzas, donde vemos sombras que son dudas, tinieblas
que son ansiedad, paisajes que son silencio, ríos que son certezas, espacios que
son soledad, infinitos que son locura.
Y luz. José María Díez, siempre nos deja una luz en cada
sinrazón de su búsqueda. Y es precisamente por esa luz que golpea en cada dibujo
por lo que uno termina por comprender, después de recorrer sus paisajes, que, a
pesar de los miedos y los demonios, de los caminos y los tormentos, existe una
paz posible, con su justo dolor, acaso con su justa certeza, la de que jamás
existirá mayor belleza posible que la de habernos buscado. Hasta en los
precipicios de la propia vida. Que continúa. Irrepetible.
Pedro
Macarro
Se inicia en el dibujo
a muy temprana edad de la mano de su padre. Tras una etapa autodidacta, se forma
en la Escuela de Artes de Mérida como Técnico Superior en Artes Aplicadas,
especialidad de Diseño de Interiores, actividad a la que se dedica durante más
de veinte años de manera multidisciplinar, compaginando arquitectura de
interiores, pintura decorativa y mural e imagen corporativa. Así, de forma
natural, su actividad profesional siempre ha girado en torno a las artes,
tomando como ejes el diseño y la pintura. A veces, ambas disciplinas se han
cruzado y se han enredado sutilmente, como si la una sin la otra no tuvieran
sentido.
En 1993, cuando está
plenamente volcado en sus proyectos, retoma la pintura pausadamente
centrándose en el realismo. La mayoría de los trabajos de entonces están
realizados al óleo sobre lienzo o tabla. Obras de pincelada suelta, y hasta
desgarbada, pero rotunda y severa, técnicamente sobrecogedora, con gran capacidad de resolución en cromatismo, perspectiva y
composición, lo cual le permite recrearse en la hondura, en el significado, en
la esencia de lo que transmite. Paisajes de lo transitado: arquitecturas,
campos, arrabales, de un formalismo irrefutable, y de una quietud
enigmática.
Desde 2012 se dedica
exclusivamente a la pintura. Sus últimas producciones, las que presentamos
aquí, giran en torno al dibujo, tomando el grafito como referencia, y
acercándose a él para darle a sus composiciones un cariz casi pictórico.
Paisajes que nacen de lo más hondo, y que
reflejan estados de ánimo interiores, ensoñaciones, e incluso, diríamos, deseos.
En sus propias palabras: "En estos parajes desolados y
esponjosos, lejanos en el tiempo, colgados del recuerdo o del deseo, intento
evocar estados de ánimo íntimos por los que he transitado alguna
vez".
Actualmente vive en
Cádiz, donde tiene su estudio.