EXPOSICIÓN

ANIMALARIO

trabajos sobre papel de

Judith Lange

   


 En el acto inaugural la artista estará acompañada por la escritora

Rosalba Campra

autora de los poemas del catálogo.

 

Jueves 11 de mayo, 20 h

Entrada libre y gratuita hasta completar aforo

 

Clausura sábado 10 de junio

Visitas: de lunes a viernes de 10 a 14 y de 17 a 20

sábados de 10 a 14

 



Rescates

 

Judith Lange es una exploradora de mundos de los que rastrea el secreto custodiado por vestigios monumentales, recuperando a través de sus libros la persistencia de una vitalidad  invencible. Una misma voluntad de rescate impulsa la creación de ciclos pictóricos a menudo de origen literario (Sepharad, Edipo, Cronopios y Famas, Kaddish), que proponen una inmersión en realidades culturales a veces distantes en el tiempo y el espacio, pero que, en tanto que seres humanos, siguen concerniéndonos.

¿Solo humanos? Las figuraciones del ciclo Animalia sugieren que lo compartido sobrepasa esa condición. Sin eludir la diferencia, ponen en tela de juicio su carácter divisivo, para plantear en cambio una formulación de relaciones inclusivas: rescate de un contacto primordial. La famosa  sentencia de Terencio, “hombre soy: nada humano me es ajeno”, se proyecta aquí hacia una afirmación totalizadora: en lo viviente no existe la ajenidad. No nos son ajenos los seres que, con palabra cargada de resonancias simbólicas, llamamos “animales”: en ellos reside un “anima”. ¿En  razón de una fraternidad?

El concepto de fraternidad deriva de la palabra frater, derivada a su vez de una antigua raíz indoeuropea *bhtar, que remite al significado de “sostenedor” o “protector”. Hermanos: seres unidos por una relación de apoyo, de cuidado que no se limita a lo material. En Animalia, los animales son meta de nuestra mirada, y de la mirada de alguien que, figurado o no, forma parte del mismo espacio. ¿Estamos dispuestos a aceptar la revelación de una identidad profunda? ¿O trataremos más bien de escapar del juicio de ojos irónicamente inquisidores?

Porque esta relación fraternal no excluye resabios inquietantes: un pajarito nos dirige una perturbadora mirada de reojo, un erizo se contrae en actitud desconfiada, un minúsculo hipopótamo se permite una mueca socarrona. Ese conejo instalado en el hueco de una mano, ¿será tan inocente como pretende su gesto? 

Estas criaturas son sostenidas y protegidas (¿a menos que se trate de un encierro?) por sólidas manos humanas que prescinden del tamaño: son capaces de ofrecer morada tanto a un insecto como a un paquidermo, borrando fronteras entre el retrato fidedigno y la  proyección mítica. Una mariposa alcanza las mismas dimensiones de un chivo, una araña teje su tela en el círculo definido entre el índice y el pulgar... Así, si bien un índice cumple su función canónica de señalar, otro puede transformarse en punto de apoyo para que un rinoceronte rojo se mantenga en elegante equilibrio sobre tres patas, o un elefante azul complete su pirueta con un regreso a territorio seguro.

¿Animales fantásticos? ¿Imaginarios? ¿Acaso eso define su grado de realidad, o su sentido? Los animales a los que las témperas de Animalia dan sustancia concreta interpelan al espectador requiriendo su atención con una intensidad análoga a la de los sueños.

 

Rosalba Campra

 

Entradas populares de este blog